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Porque la vida sin misterio, sólo es una vida a medias.

domingo, 6 de marzo de 2011

LEYENDAS URBANAS

“Era por la noche, el conocido de mi amigo iba en el coche en una carretera secundaria. De repente, vio una figura femenina solitaria en el lateral del camino. Decidió parar, la mujer se subió agradeciendo el gesto de acercarla a la localidad más cercana. Al llegar a una curva muy cerrada, la misteriosa chica dijo: “¡Cuidado con esta curva, aquí me maté yo!” El amigo de mi amigo consiguió evitar el obstáculo y, cuando miró al asiento del copiloto en el que se encontraba la chica, ya no había nadie…”
¿Quién no ha escuchado esta historia alguna vez? A lo mejor, la chica iba vestida con un camisón blanco, otras veces vestía normal, o en realidad el conocido de tu amigo al que le pasó iba montado en caballo, en una moto o en su camión. En cualquier caso, se trata de una de las leyendas urbanas más conocidas que hay.

Las leyendas urbanas forman parte de la cultura popular de hoy en día. Consisten en pequeños relatos intrigantes, historias, testimonios o hechos, que se han exagerado demasiado y que se encuentran en la frontera de la realidad y la ficción. Su forma de transmisión es oral o, en nuestros días, por correos electrónicos y redes sociales. Unas veces, tienen moraleja, otras, intentan desprestigiar a una empresa o producto. Además, siempre le ocurren a un conocido de quien lo cuenta, por ello, en inglés se denominan FOAF (“Friend of a friend tales”).

“ El amigo de un amigo de mi primo conoció en una discoteca a una chica. Tras hablar con ella un tiempo, la chica se fue a casa. La noche era fría, así que el joven le dejó su chaqueta, no sin antes saber su dirección para al día siguiente ir a recogerla. A la mañana, el chico este se presentó en la casa de su ligue de la anterior noche y abrió una mujer mayor la puerta. La pobre mujer rompió a llorar cuando el joven insistía una y otra vez que su hija había estado con él esa misma noche y que tenía su chaqueta: -“ Mi hija murió hace unos años. No sigas, por favor.” Para demostrarlo, se encaminan hacia el cementerio de la ciudad y, encima de la tumba de la chica, se encontraba la  chaqueta del conocido de mi primo….”

Esta leyenda se contaba ya en la Edad Media, siendo los protagonistas un caballero y una dama que se conocen en un baile en palacio. Por lo tanto, otra característica de las leyendas urbanas es que se adaptan a los contextos y tiempos, tomando mayor credibilidad. Pero la esencia de esa historia cotidiana mezclada con algo nada habitual sigue en pie en cada versión.
Leyendas urbanas hay muchas, algunas están tan instaladas en la sociedad que se consideran una verdad como cualquier otra. Te las puedes creer o no (aunque hay algunas tan fantásticas que dejan mucho lugar a la duda), pero son muy difíciles de investigar, ya que los sujetos que las “han vivido” son siempre conocidos de conocidos, y las historias se modifican al contarse.
Casi siempre te advierten sobre peligros, como es el caso de no hablar con desconocidos, “pues estos te pueden drogar y vender tus órganos” o de tener relaciones sexuales con cualquiera “ya que te pueden dejar una nota al día siguiente que dicta: Bienvenido al mundo del SIDA.
Relatos que le han ocurrido a alguien “conocido” hay muchos, pero también existen leyendas urbanas de interés colectivo.

Leyendas urbanas en famosos, empresas y ciudades
¿Quién no ha escuchado alguna vez que Walt Disney no está muerto, que está congelado? ¿O que la Coca-Cola desintegra los huesos y los dientes de quien la beben? Se podrían dar cientos de ejemplos. Las especulaciones sobre la vida y la muerte de personajes como Michael Jackson, Jimi Hendrix o Elvis Presley son casi tan famosas como ellos mismos. La historia sobre un videojuego que podía llegar a producir suicidios; o aquella que afirmaba que en las alcantarillas de Nueva York había cocodrilos, forman ya parte de nuestra cultura. Aunque este tipo de leyendas intentan ser negadas con hechos y datos, todavía mucha gente cree en ellas. 
En todo caso, antes de creer en ellas o no, deberíamos pensar más en el trasfondo que tienen e intentar aprender de lo que nos cuentan.
Para finalizar, os dejo una leyenda urbana muy peculiar:
“ El otro día, me contaron que una noche el amigo de un conocido iba por una carretera solitaria cuando se le averió el coche. Tiempo después de desistir en sus intentos de arrancar de nuevo el automóvil, paró un motorista a su lado. Éste le ofreció ayuda y le llevó a la gasolinera más cercana. Cuando el amigo de mi conocido fue a agradecer el gesto al motorista, éste se quitó el casco y, perplejo, el protagonista observó que quien le había ayudado era el mismísimo Rey Juan Carlos I…”.

9 comentarios:

  1. Una recopilación genial de leyendas urbanas Álvaro. En mi opinión la mayoría de ellas son falsas o son exageraciones de hechos que ocurren. La última que yo he oído es que Jesus Gil está merodeando por algún lugar del Caribe, y sí, efectivamente lo he oído porque me lo ha dicho un amigo al que otro se lo dijo, como ocurre con todas las leyendas urbanas, como reflejas en el artículo.
    En mi opinión todas las leyendas urbanas no tienen nada de malo, hacen que pasemos un buen rato escuchándolas y algunas son tan ridículas que nos hacen gracia (como la del Rey Juan Carlos)Así que mientras sigamos considerándolas como relatos de ficción y no como historias reales, no creo que presenten ningún problema.
    Miguel Ángel Piedra

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  2. Leyendas urbanas hay a patadas. Y de esas como la que dices de Jesús Gil también (decían que Hitler no se suicidó en el 45, si no que hizo un viaje secreto al Sur de América). Lo que he intentado ha sido escribir las más famosas desde mi punto de vista. Aunque claro que cada un@ conoceremos algunas más que otras.
    Por otra parte, me parece que las leyendas urbanas no tienen por qué hacer daño a nadie si, como tu dices, no las creemos. Si las consideramos como si nos contarán un cuento o una película cualquiera.
    Gracias

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  3. Como decís, la mayoría de las leyendas urbanas son, a veces, tan extravagantes que es difícil que la gente las crea, sino que sólo pasa un buen rato escuhándolas, aunque, siempre hay gente que se las toma demasiado a pecho.
    Por cierto, no conocía la denominación FOAF, nunca te acuestas sin saber algo nuevo. Buena entrada, Álvaro.

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  4. Las leyendas urbanas te sirven para pasar algunos ratos de miedo y risas, porque ¿quién no a contado alguna vez historias de estas con sus amigos? y te sirven para pasar el rato pero yo creo que no son verdaderas y que son simplemente invenciones

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  5. En mi opinión casi todas las leyendas urbanas son falsas, la exageración de sus historias hace que sea difícil creer en ellas, pero es importante señalar que hay ciertas personas que pueden llegar a creerlas a pesar de que se les demuestre que son completamente falsas y en algunos casos contradictorias. Las leyendas urbanas están bien para pasar un rato de miedo pero no hay que olvidar nunca que son sólo eso.

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  6. Las leyendas urbanas no son mas que eso, leyendas. Si bien es cierto que pueden tener una base real, pero el boca a boca, el que se pase de unas personas a otras hace que la gente vaya exagerando cada vez mas la historia, dando lugar a las que hoy conocemos.

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  7. Me ha gustado mucho la pequeña recopilación que has hecho de leyendas, aunque la mayoría son conocidas he de decir que me ha encantado tener nuevos aportes a mi pequeña colección de historias. Que por cierto, me ha sorprendido mucho la última, me he reído un buen rato con ella.
    Sin embargo, creo que no son más que una forma de pasar el rato, lo desconocido siempre atrae, pero sin dejar que sean más que eso, leyendas.

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  8. Esto va a sonar un poco macabro, peor las leyendas urbanas a veces no son tan leyendas... Personalmente una profesora me contó una vez que se fue a un pueblo de Galicia a ver a una amiga que vivía allí y por la noche estaban viendo la tele y la amiga le dijo: "Tía, me aburro, vamos a vestirnos de blanco y vámonos a la curva". Por lo visto las chicas de allí hacían eso a menudo.

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